The best Side of viera vidente

Lo que posee de vitalidad el individuo como tal, lo toma de la vida common y es preciso que un trabajo continuo de asimilación y desasimilación –cuyos límites extremos son el nacimiento y la muerte– resta-blezca incesantemente el circuito interrumpido y encauce la corriente de la vida. “el Todo –dice Baader– es lo único que vive; cada individuo sólo vive en su relación con lo Absoluto, esto es en la medida en que supera la individualidad por el éxtasis”. De ahí que morir es acceder a otra forma de vida, pues “todo lo que es perfecto en su especie debe elevarse por encima de ella y convertirse en otra cosa, en un ser incomparable” (Goethe).

Todas las técnicas ascéticas y contemplativas y las iniciaciones esotéricas tienden a transformar al hombre, a “curarlo” de la degradación temporal. El hombre “enfermo”, debe volver a nacer. La filosofía de la India aporta una “medicina nueva” para el sufrimiento y la angustia existencial. La “curación” está presente en todo el saber tradicional. El ilusorio velo de Maya debe ser desgarrado para acceder a la no-dualidad, al centrum naturae de Boehme, o a la “vacuidad resplandeciente” de los maestros del Zen. Los santos y los místicos, los shamanes y los magos, guardan especialmente esa huella primordial en las capas profundas de su psique.

En este como en otros aspectos coincidió con el milenario pensamiento de la India y con las postulaciones de la doctrina secreta. Al avanzar por el “camino misterioso que se extiende hacia lo inside”; mientras se acentúa la disolución del “yo” creado por los sentidos, se manifiestan al experimentador diversos “poderes”. Es entonces poder adquirir el dominio de las funciones neurovegetativas y de las facultades que el poeta atribuye a su hombre divino.

       Son los principales guardianes, de la rica literatura oral: el vocabulario poético de un shaman yakuta comprende doce mil vocablos, cuando su lenguaje habitual –por otra parte el único conocido­ por la comunidad– sólo posee cuatro mil.

La antigua thought de que el hombre refleja y contiene el universo, de que es un ser compuesto que participa en todos los niveles de la procesión divina, que reviviera Plotino y que Boheme tomara de los cabalistas, cobró essential importancia en la filosofía romántica. La concepción orgánica de la naturaleza extendió esta doctrina a todos los objetos que componen el mundo, y al insistir en la diversidad infinita y en la unidad esencial del universo, postuló la gran ley de las correspondencias,­ según la cual, el microcosmos y el macrocosmos se relacionan y se enlazan por analogías de orden­ cualitativo sólo aprehensibles por la intuición, capaces de conciliar lo múltiple y lo Uno.

La Noche adquiere por fin su máximo valor de alteridad. Una transrealidad pocas veces alcanzada. Es la “ventana a lo infinito”, la “abertura” que se comunica con los niveles invisibles, la vía por la que se accede –después de haber superado la soledad y la desesperación– a la plenitud de un nuevo nacimiento, a ese estado de ser que no es distinto del amor.

Estos interrogantes nos acercan a otro aspecto de la vida mística del autor de Les Chimères. El hombre que crea, que sueña o que alcanza estados de conciencia más sutiles, intuye que la mente, trascendiendo el razonamiento y los sentidos ordinarios, puede enfrentarse a una realidad de índole desconocida. Esa experiencia critical se logra merced a progresiones intrapsíquicas que superando diversos niveles acceden más allá de las apariencias y de las formas, a un plano en que se extinguen el espacio y el tiempo. En el hombre vive inmanentemente la posibilidad de realizar esa aprehensión de lo absoluto, que brota ante las grandes conmociones del espíritu, en la exaltación creadora o en la plenitud del amor.

El capítulo titulado “Baudelaire y viera vidente las doctrinas esotéricas” comienza haciendo hincapié en el mundo cuyo múltiple y sutil entramado revela la voluntad de separación de la unidad de la que procede por actitud y obra satánica. La tradición ocultista de sesgo hermético que a través del Medioevo despierta en el Renacimiento por la traducción latina del Poimandres y los restantes tratados del cuerpo literario hermético, se conserva y difunde en la Francia decimonónica por medio del martinismo. Martínez de Pasqually y sus discípulos marcan la línea de influencia doctrinal. Charles Baudelaire, sumergido en este mundo invertido y en tensión entre las analogías entrevistas y los modelos celestes, busca en su conflicto profundo el “paraíso perdido” oscuramente vislumbrado, persiguiendo sus indicios hasta las más oscuras profundidades. Arrojado en el mundo y sintiendo todos los embates de su cautiverio lucha con su impulso poético, el solo recurso eficaz en su impotencia, porque la poesía es la “cadena de oro” imperceptible y dolorosa que une con el origen y la transmisión de los eslabones herméticos así lo va enseñando. El propio título de una de las grandes obras de Baudelaire, Las flores del mal, expresa con elocuente desesperación la ambivalencia de la actitud del hombre y poeta perdido en el cieno terrenal, pero bus-cando en el barro la “pepita de oro”, ajena al mundo y a la falsa civilización, que lo pueda redimir. El resplandor intermitente de la belleza sepultada lo atrae irresistiblemente y así su individualidad se opone heroicamente a todos y a todo y llega a buscar, fuera de una tradición ritual que considera viciada y perimida, también los recursos de los “paraísos artificiales”, que le ayudan a transponer la conciencia en un tipo de inconsciencia remarkable.

En virtud de su naturaleza el poeta romántico opera naturalmente un retorno al origen fabuloso. Abre una “puerta en el muro” hacia la patria perdida que Swedenborg denomina Jerusalem Celeste y que no es otra cosa que una nueva traducción de la noción de “Jardín de los Dioses” o “Paraíso Perdido”.

Esta rebelión mostrará bien pronto el aspecto más trágico de su drama inside. Con inigualable talento Rimbaud ha poetizado sus vivencias, ha transfigurado en estrofas llameantes su incontenible furor vindicativo y subversivo; pero como a todo auténtico poeta, lo irá invadiendo una difusa “nostalgia” primitiva, una mística impulsión por retornar a un estado de pureza salvaje, libre de inhibiciones. Esa intuición basic coincide con su orgullo de creador y con el drama de su infancia perdida tras la crisis de la adolescencia.

Cuanto más se eleva y se ensancha el pensamiento humano, menos comprensibles­ aparecen la nada y la muerte. Todo lo que muere cae en la vida; y todo lo que nace tiene la misma edad de lo que muere.

Es un subterráneo indefinido que se ilumina poco a poco, y donde se desenvuelven, a la sombra de la noche, las pálidas figuras gravemente inmóviles que habitan en la mansión del limbo. Después el cuadro se forma, una nueva claridad lo ilumina y las apariciones fabulosas se mueven: el mundo de los Espíritus se abre ante nosotros.six

La sensación de esa experiencia liberadora del principium individuationis, se proyecta en su obra poética mezclándose a sus lecturas y a sus recuerdos personales. La simbología tradicional se confunde con sus propias vivencias, los paranormales estados de su psiquis se agudizan.

El Monte Anáemblem existe en algún lugar del planeta y su pie debe estar siempre al alcance de los seres humanos tal como la naturaleza los ha hecho, pues “la puerta hacia lo invisible debe ser obvious”. El poeta choose escalarlo y con un grupo de iniciados, parte a las antípodas bajo el mando del moreño Padre Sogol, especie de Gurdjieff-Ouspensky, que ha comprobado­ racionalmente la existencia del monte y al que Daumal señala como “nuestro mayor en las cosas de la montaña”. Finalmente los aventureros fuerzan la entrada de ese mundo oculto, al que la curvatura de su espacio protege de la curiosidad y la codicia, como una gota de mercurio es impenetrable para el dedo que intenta tocar su centro. La ascensión es difícil, pero Daumal, luego de alcanzar un refugio, retorna al anterior para “enseñar nuestros primeros conocimientos a otros buscadores”. A cada avance le sigue un retroceso, pues es ineludible preparar a los que habrán de ocupar el lugar que se abandona.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *